Monday, March 16, 2009

¡TE CURAS O TE VAS!



A comienzos de enero del 2008, Josefa extrañamente fue dada de alta del hospital y llevada de regreso a su casa. Aún cuando estaba "mejor" de su lesión, Josefa no podía pararse debido al trauma en la cadera, la artrosis severa de su rodilla y la bursitis del ligamento colateral interno. En consecuencia, debía ser atendida en su cama, lo cual significó para Elizabet un gran esfuerzo, el cual ella no estaba dispuesta a realizar. Las quejas de Elizabet por el supuesto mal carácter de la convaleciente Josefa, aumentaban con los días. Es entonces cuando fue evidente el maltrato y la intimidación en forma de amenazas a Josefa, quien ahora estaba postrada en una cama y más dependiente que nunca. Increpada de manera constante por la misionera Elizabet Camero de Artigas, Josefa debía hacer el esfuerzo de pararse, caminar y hacer sus necesidades fisiológicas en el baño de manera independiente, de lo contrario iba a ser desalojada de su casa e internada en un ancianato. Esto era una tortura para Josefa. Ella trabajó incansablemente por décadas para estar en su casa hasta la muerte. Con el pasar de los años, nosotros habíamos logrado entender con cuanto dolor, en algún momento de su vida, Josefa tuvo que tomar, a instancias de la misionera Verla Peterson, la difícil decisión de internar a su mamá en un ancianato, cerca de donde ella vivía y trabajaba. Josefa y su mamá querían estar juntas. La mamá de Josefa sentía mucha angustia por lo mucho que trabajaba Josefa, ella sentía que estar cerca de ella era un apoyo, para que al menos con tranquilidad con respecto a ella, pudiera hacer el arduo trabajo. De lo contrario, si Josefa quería tener algún contacto con su mamá, debía ir a Altagracia de Orituco, donde su mamá vivía con su otro hijo, y eso le creaba problemas en su trabajo, que era a "tiempo pleno". En ocasiones, cuando la mamá de Josefa se enfermaba, Verla la llevaba a Altagracia de Orituco por un par de días, para que la visitara y atendiera, sin embargo, esa atención a su mamá era limitada porque también tenía que estar atendiendo a Verla. Todavía recordamos a tía Josefa estresada ante esa situación. La mamá de Josefa viviendo en Altagracia de Orituco con su hijo, limitaba el trabajo a "tiempo pleno" de Josefa, por lo tanto la mamá de Josefa pasó a vivir con Josefa y Verla, a instancia de la misionera Verla Peterson. En ese momento, éramos todos adolescentes y estudiantes, nos dolió que se llevaran a nuestra abuela, pero creímos en la bondad de Verla y veíamos a la abuela contenta por estar con su única hija, motivo de su preocupación por su situación, que ella sentía como esclavitud, ahora recordamos sus palabras. Con evidencias que tenemos ahora de como trabaja esta Señora Verla, no es difícil inferir que ya tenía su plan, una vez con ellas era mas fácil internar a la mamá de Josefa en un ancianato cerca de su casa, como sucedió, y así Josefa poder ejercer su trabajo a "tiempo pleno", sin que el viaje a Altagracia de Orituco se lo impidiera. El cuidado que la madre de Josefa requería, limitaba la atención, el servicio incondicional a "tiempo pleno" que Josefa le brindaba a la misionera Verla Peterson para que ella pudiera realizar su trabajo misionero. Sabemos que el internamiento de los padres en ancianatos no es parte inherente a nuestra cultura latina, los ancianos latinos generalmente permanecen con sus hijos hasta la partida con el Señor. Es importante destacar que, Josefa a pesar de su limitado poder de acción y a las presiones en su entorno laboral, aseguró algo digno para su mamá, un ancianato con todos los recursos necesarios para una atención digna al anciano. Un ancianato católico donde las monjas católicas encargadas de su administración y funcionamiento, cuya dedicación es día y noche, le brindaron una atención digna, esmerada y llena de amor. Todas estas manifestaciones de amor, fueron expresadas por nuestra abuela y constatadas y extensivas a nosotros, permitiéndonos visitarla aún en los días que no eran de visitas, atendiendo nuestras llamadas considerando que vivíamos lejos.